Nota elegida
Artículo “No hay entrega de anticonceptivos para unas 900 mil mujeres”, editado por el diario Clarín el miércoles 14 de mayo de 2008.
Desde hace cuatro meses hay problemas en el Programa Nacional de Salud Sexual, debido a que no se les han entregado anticonceptivos a medio millón de mujeres de la Provincia de Buenos Aires y otras 400 mil de otras provincias, todas de hogares pobres, que dependen de los servicios de salud públicos y de las obras sociales para planificar el futuro de sus familias.
Nota de opinión
UNA VEZ MÁS
Como mujer adolescente de 17 años de edad, mi impresión cuando termino de leer alguna noticia, nota, artículo, que trata sobre el tema de salud, sexualidad y anticoncepción en nuestro país, realmente me decepciona, me pone triste.
Creo que la sexualidad es muy importante en la vida de una persona, y el hecho de cuidarse en la misma, me parece un acto de madurez. Pero, ¿cómo pretenden que nuestro país, que todos los que lo conformamos, logremos avanzar, progresar, si nuestros representantes (o los que nos deberían representar y atender a nuestras necesidades) actúan desfavoreciendo a los sectores más necesitados? La verdad, no encuentro respuesta alguna.
El hecho de la falta de anticonceptivos en hogares pobres no me parece un acontecimiento menor: del Ministerio de Salud están pendientes todos estos hogares humildes que no tienen la posibilidad de prevenirse por sus propios medios, y que, como generalmente no suelen disponer de una educación sexual segura y efectiva, después de cuatro meses, realmente no creo que se restrinjan a la hora de tener relaciones sexuales con otra persona, aunque no posean dichos anticonceptivos. Y es entonces cuando aparecen las consecuencias imprevistas, como embarazos no deseados (tanto de mujeres adultas, como de adolescentes), contagio de enfermedades de transmisión sexual, infecciones, entre tantas otras.
Se puede observar como del fallo de la institución que debería respaldar el cuidado de todos los integrantes de nuestro país, se pueden desprender resultados adversos y desfavorables. Pero esto no es todo, ya que casualmente, estas situaciones le suceden a gente con bajos recursos, a quienes, lamentablemente, debido a su condición económica y social, se les entorpece mucho más que a mí, por ejemplo, que si bien soy adolescente y no soy millonaria, tengo otro status social, soy de otra clase, y obviamente dispongo de más y mejores medios para salir de ese tipo de situaciones.
En este sentido, creo que para comenzar a mejorar hay que empezar desde abajo hacia arriba, de los que más lo requieren, y así poder equilibrar la balanza en un país en donde, una vez más, la condición social de las personas, las limita y las restringe en relación al resto.
Creo que la sexualidad es muy importante en la vida de una persona, y el hecho de cuidarse en la misma, me parece un acto de madurez. Pero, ¿cómo pretenden que nuestro país, que todos los que lo conformamos, logremos avanzar, progresar, si nuestros representantes (o los que nos deberían representar y atender a nuestras necesidades) actúan desfavoreciendo a los sectores más necesitados? La verdad, no encuentro respuesta alguna.
El hecho de la falta de anticonceptivos en hogares pobres no me parece un acontecimiento menor: del Ministerio de Salud están pendientes todos estos hogares humildes que no tienen la posibilidad de prevenirse por sus propios medios, y que, como generalmente no suelen disponer de una educación sexual segura y efectiva, después de cuatro meses, realmente no creo que se restrinjan a la hora de tener relaciones sexuales con otra persona, aunque no posean dichos anticonceptivos. Y es entonces cuando aparecen las consecuencias imprevistas, como embarazos no deseados (tanto de mujeres adultas, como de adolescentes), contagio de enfermedades de transmisión sexual, infecciones, entre tantas otras.
Se puede observar como del fallo de la institución que debería respaldar el cuidado de todos los integrantes de nuestro país, se pueden desprender resultados adversos y desfavorables. Pero esto no es todo, ya que casualmente, estas situaciones le suceden a gente con bajos recursos, a quienes, lamentablemente, debido a su condición económica y social, se les entorpece mucho más que a mí, por ejemplo, que si bien soy adolescente y no soy millonaria, tengo otro status social, soy de otra clase, y obviamente dispongo de más y mejores medios para salir de ese tipo de situaciones.
En este sentido, creo que para comenzar a mejorar hay que empezar desde abajo hacia arriba, de los que más lo requieren, y así poder equilibrar la balanza en un país en donde, una vez más, la condición social de las personas, las limita y las restringe en relación al resto.
Por Iara Carauni.
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